Había una vez, un muy pero muy pequeño piojo triste llamado Juancho viviendo en un libro, como no se alimentaba frecuentemente, estaba muy muy flaco, solo comía cuando alguien se cortaba con una hoja o un cabello volaba asta el libro para así comer de su grasa, no sabía como había llegado ahí o como salir, estaba perdido entre las palabras laberínticas; ataraxia, impulso, etiología, placer, destino…
Un día Juancho piojo dijo – ¡ya se! para salir de este laberinto de palabras, tendré que conocerlo desde la primera letra hasta la última, una vez las sepa todas de memoria, sabré cual es la salida y podre alimentarme bien y quizá ser feliz.
A si Juancho piojo, comenzó la exhaustiva tarea de aprender todo un libro; una página, dos páginas, tres pagina, trescientas páginas. Juancho pijo cádavas estaba más exhausto y flacucho, le dolía su pequeña cabeza, le temblaban sus pequeñas patatas, le sudaban sus pequeñas antenas, pero no se rendía.
-jamás abandonare la difícil tarea que me he propuesto, una vez este libro este por completo, claro y bien definido dentro de mi cerebro, el camino a la salida será tan corto pero tan corto que me sobrara conocimiento para hallar la respuesta.
Juancho piojo ahora era un piojo intelectual, podía definir “existencia” desde varias posturas filosóficas, podía recitar de memoria la propuesta de Nietzsche para la “inexistencia” de dios… sin embargo aun no hallaba la respuesta que buscaba.
– como demonios lograre salir de este maldito y mil veces maldito libroooo - grito Juancho piojo irritado a punto de llegar a la ultima pagina.
Cuando termino la última página, anonadado, Juancho piojo pudo observar una enorme figura delgada, negra y brillante que era balanceada una y otra vez por el aire - ¡un cabello!- se dijo para sí mismo, las lágrimas rodaron por sus pequeñas mejillas.
- Salí, Salí, por fin salí exclamo Juancho piojo, se tiro sobre sus pequeñas rodillas y miro para todos lados, había cientos de cabellos bailando gracias al viento, Juancho piojo confundido por que no sabía cómo había llegado hasta aquel lugar, se tapo los ojos con sus pequeñas patas y una vez que los destapo, todo eran palabras.
Juancho pijo decidió quitarse la vida con uno de los cabellos que había almacenado tiempo atrás, selo enredo en su pequeño cuello y quedo tumbado sobre un conjunto de palabras que decían; la respuesta real no existe.
Lo que Juancho piojo no sabía, es que semanas atrás el había conseguido salir de aquel libro, una brisa de aire lo llevo a la cabeza de un niño, pero a pesar de eso, para el todo ya eran letras y conjuntos de letras, Juancho piojo murió atrapado en las palabras de aquel libro, que el creyó, le diría la salida.
Fin
Rodrigéz A
1 comentarios:
:( este cuento es genial, pobresito
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