Que en el muelle de la tristeza, se despiden las lágrimas anudadas a la garganta, que el tiempo aniquila la sal de la mirada amotinada por la mar. Pañuelos blancos arrojados a los pies sin dueño tatuados por la sombra del ensueño de gaviotas que gritan que la tierra volverá.
El mundo aglutinado en esferas de cristal, prisión trasparente que envuelve la tormenta de las manos que mesen a marineros que han decidió olvidar. Que el viaje siga y que el horizonte reclame a sus amantes las sobras bucaneras flotantes a deriva, ¡pues solo así! el olvido y la saliva perderán complicidad, dejando a aquel viajero nuevos mares por soñar.
Arian A. R. Alegre
4 comentarios:
Dejar el pasado para tomar el futuro con sensatez, pero es imposible cierto
Lindo, lindo, lindo
hola, ere genial, escribe otro o escribe mas, ya sete extraña
te amo arian
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