28 abr 2012

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Caminos


Solo, tan solo, tan sin vida, tan sin alma… Juguetean en la acera de frente los palomos con una colilla de cigarro. Un sol tímido acaricia la piel pálida de a aquel hombre, de aquel despojo que la humanidad no quiso entre la fila de ciudadanos de buena moral. Doctorado en filosofía, maestro en letras inglesas, licenciado en literatura hispana.

Aquel hombre no siguió un camino ajeno a sus propios pies. Grandes intelectuales disuadiendo al sujeto que no pretende alagar su ego al dominar la doctrina in propia. Triste, melancólico, sediento de desprecio por si mismo divaga el hombre; aquel que por una metrópoli del saber reciclado quiso comenzar, quiso nacer a sus cuarenta años.

No juzgo de insano el conocimiento, sin embargo el sendero de la letra por mano ajena no era el suyo; pues buscaba algo mas, más allá del cascaron universal, más allá de la prisión del cuerpo, mas allá del alma agonizante, adulta, viciada por los títulos prejuiciosos.

Para comenzar de nuevo abría que terminar, y para terminar tenía que ser lo bastante hombre, lo bastante simple, disoluble entre la masa de corderos. Dinero, mujeres, placer a los sentidos fue el mundo que lo cobijo, y al cual renuncio al comprender que para nacer se nace solo.

Solo, tan solo, tan sin vida, tan sin alma camina el hombre, aquel hombre que en busca de la muerte y a pesar de todo encontrara la vida.

Arian A. R. Alegre.

2 comentarios:

ANY dijo...

siempre buscamos algo mas, lo podremos alcanzar?

un yo perdido dijo...

no

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