15 may 2012

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Propio daño


Digerir la soledad es mancillar la indulgencia de la hipocresía universal, pero el castigo se halla en su imposibilidad. Nacimos condenados al tedio de la sujeción, a la guillotina del verdugo cobarde que no te mira a los ojos derrotados, por que el hombre no es más que la víctima del hombre, y al final hay placer, al final gozamos de la muerte de la dignidad; regodeo de la humanidad cual cerdo en su inmundicia, pero el cerdo carece de elección, y la locura como libertad para el hombre, no parece opción.
 
Arian A. R. Alegre


1 comentarios:

ANY dijo...

es verdad :S

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