17 ene 2011

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El hombre que deseaba seguir soñando


Personajes:
Hombre. Hombre
Mujer. Mujer
Primera y única escena
Izcalli. Un parque publico

Hombre se presenta: - vuestro rostro sin duda, resplandeciente aurora es, más cruel lucen las centellas que desprende, errantes, pues el mundo indigno de su mirar se torna, si mi semblante por vos, hoy, declara haber contemplado jamás, belleza tan sublime.

Mujer le acepta sin conocer su nombre: - caballero, el mundo indigno no es, vosotros en medio del manto matinal, el placer de conocernos aun no poseemos, aunque sin dudarlo, abiertamente declararéis que en vuestra voz, caricias para mi sexo puedo ver, más el nombre que me describe preguntado por vos no ha sido, ¿acaso no lo queréis?

Al hombre no le importa su nombre: - el nombre de vos, para mi importancia no posee, mas no penséis mal, caricias de nulo compromiso y picaresca complicidad, a mis motivos no guían, pues de la más noble fuente se jactan haber nacido. Espero no me acuséis de molesto, tan bella y ligera como vos luce, en un nombre de mi elección será su esencia posada, ¡os nombrare mi amada! 

Mujer lo besa: - de nobles intenciones un hombre es, néctar en la voz desprende, sin embargo sea presuroso con ese aprisionado y malicioso beso, que intimidado se encuentra entre sus fauces un poco tierno y un poco sabio, pues si me conoce más de lo que es necesario, de mi indigna estampa idea tendrá, y ahora que su hablar en nubes me arrullo, le confesare que hace tiempo, también le espero yo. (La mujer lo besa sin vacilar)

Hombre la odia: - el sol intimidado ocultaría su luz ante tan magnífico esplendor, y al final se equivoca, pues un beso de mis labios no era el prisionero, lo que escondido en ellos se encontraba, era una palabra, palabra de odio, pues a pesar de  no conocerle le conozco demasiado, en sueños mi guía era y aun hoy pretendo lo siga siendo, a si pues no me acuséis de atrevido, que de esa fuente mencionada de la cual nace mi motivo, tan puro y agresivo, era fuente de curioso desvarió, que a este hombre empujaba, solo a descubrir si aun se hallaba dormido y os odio, porque su beso, aun dulce se torna agrio al mostrarme que despierto viajo.

A  la mujer no le importa: - deshonrado vuestro beso por sus palabras ha sido,  mas carece de importancia para esta dama, que aunque no santa, sabe que en su mente canta, y usted, caballero de noble estampa, de mi aléjese, que a pesar de no estar dormido, como en sueños me hablo, y de esta tenue luz un suspiro arrebato.

Hombre la ama de nuevo: - me arrepiento, pues sépase que la amo, mas no deseo estar despierto, pues la flor, aunque hermosa, en un mundo real siempre se marchita y en mi sueño a pesar de ser tan breve, siempre su hermosura me visita, no juzgue mi criterio, pues soy un sano nada cuerdo. La amo, la amo, la amo…

Mujer se despide: - vos amas a un fantasma, pues a la real, real no la quieres. Me despido y os veré en el lugar acordado, si vos te preguntáis cuál es ese lugar, de existencia no se forma, es el lugar de vuestros sueños, en ellos seré tuya y tu mío, mas espero no te arrepentíais, pues hoy acabas de ganarme por haberme perdido. (La mujer se aleja)

Hombre la observa: - la amo, la amo, la amo…

Rodríguez A.

Pintura de Berthe Morisot

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