Poemas de Jorge Luis Borges
Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
A partir del primer cuestionamiento de este autor podemos rescatar que al despertar bruscamente sentimos tan gran dolor, debido a que en el sueño somos reales y al enfrentarnos a la vigilia estamos regresando una vez más al fantasma creado por el otro, al mundo de reglas, al mundo en el cual el sujeto se vuelve un ser social.
Si el mundo onírico (sueño) es el único lugar donde el hombre puede, por un breve momento disfrutar de lo inaccesible (inconsciente) lo que realmente lo guía y lo conforma como sujeto, podemos decir que al salir de ese mundo, el hombre pierde la relativa libertad que obtiene en el sueño y se vuelve una vez más un prisionero de la “normalidad”.
El gordo malévolo. Sueño de Rodríguez A. 2009.
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