El bello sufrimiento que me cree
Me estoy consumiendo, no hallo respuesta ¿Qué siento? ¿Por qué lo siento? Acaso vida mía ¿eres una bruja? una bruja disfrazada de inocencia, hechicera que pervierte mentes de guerreros que con un toque suave, tan suave, logra que desenfunden su espada y desgarren su cuerpo unos contra otros.
¡Pero todos los guerreros soy yo! ¡Me estoy destruyendo! Anhelo un nirvana, pero sigo aferrándome a obtener mi último objeto de placer, mi linda quimera, creatura que solo en sueños podría ser mía.
Quimera, la unión perfecta de belleza e infierno, el infierno que padezco, la mescla entre el paraíso que deseo y el sufrimiento al que me aferro. Quimera, acaso no te das cuenta que yo te cree tan sublime, que en mi mente la palabra imperfección jamás te describirá.
Qué gran martirio, le temo a mi creación, la hice tan enorme, tan magnífica que soy una piltrafa a su lado y ahora adquirió vida propia. Jamás me aceptara como parte de ella, pero aun sueño, aun sueño con conquistar el paraíso que cree, el paraíso que lleva tu firma y tu nombre.
¿Por qué no puedo destruir lo que edifique? Te construí con cimientos tan poderosos, que me vuelvo cobarde a tu lado, no quiero que descubras que solo soy un hombre, porque si lo haces tendré que aceptar que lo soy.
Porque si la creación más esplendida de un hombre no se deja amar por él, tendría que dejar de amarse así mismo, porque si su musa es su vida y su vida no lo ama, tendría que odiarse así mismo.
Si descubres que solo soy un hombre, despertare de mi letargo en el cual eres la divinidad absoluta, y tendré que aceptar que tu vida mía, solo eres una mujer.
Rodríguez A.
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