Maldita palabra blasfema que nombras amor en vano, reproche expresado en tinta de pluma sin significado, que extingues hojas de papel queriendo dar un mensaje el cual no puede ser dado, espuma olorosa de corazón podrido que no desea entregar lo que mantiene escondido.
Te vendas ojos cuando no pueden ser vendados, porque solo existe negro en lo que merece ser observado, infame egolatría que mantiene con tirana manía al mundo a sus pies, tira los dado y cruza lo brazos gritándole al mundo yo jamás seré amado.
Te llamas ola y te llamas rio, pero tus surcos, canales baldíos, de sueños perdidos y días vencidos, lista de Schindler sin nombres judíos, con puras arañas y obscuros nidos.
Ahora te llamas enamorado cuando tú jamás has amado, que esconde esa palabra, lujuria y penumbra benigna de soldados que dan la vida por el tesoro anhelado, prohibida reliquia de rojo aterciopelado, virgen santificada en la catedral de pecado.
Como podrías siquiera llamarte humano, si a lo humano siempre has odiado, sin en cambio magnifica derrota que a tu fuerte a tocado, tiras escudos y le lloras lo llorado, pidiéndole al mundo, estar a su lado.
Rodríguez A.
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