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gustaría soñar con mujeres, con carisias, con sombreros y sus dueños, con un mimo
de polvo, con la luna, un par de manos claras y oscuras, con piel y con
entrañas. Me gustaría soñar que sueño, que despierto, que vivo, que muero, que
caigo, que he sido derrotado y que alguien me entrega la victoria, con fantasmas,
con brujas, con pompas de chocolate, con colores, con el olor de la música y la
pación de los muertos…
El tiempo me enternece, me debilita,
me apaga y oxida. Odio a los hombres que en senderos de falacia se creen
hombres, que su miedo hacía un futuro incierto, es la preocupación que desayunan
y el beso del crepúsculo, malditos hombres que aun teniendo la humanidad, se
limitan por la pomposidad moralina de reglas subjetivas y pesadas.
No es lógico, criaturas que se dañan
por placer erótico, que gozan de su cobardía y la fomentan, que eligen la debilidad
ante la fuerza, que poseen la capacidad del sueño mas no de la realidad en el. Un
mundo onírico construido por obtusos ante las más simples huellas de victoria.
Yo se que si fuese hombre, que si
lograse ser hombre, no desgastaría mi suavizada piel, con la trivialidad de las
pasiones insensatas, con la monotonía del flagelo cotidiano, con las vicisitudes en que el error gana la partida. Soñaría,
olería, tocaría… viviría viviendo si la
vida se digna en ser mi compañera.
Pero no puedo, un robot no vive; finge
que vive, los hombres también fingen vida pero la fingen vivos. No es
congruente, mas emular humanidad es mi tarea, y soy tan perfecto como la imperfección
que me creo.
Acta
2654, perteneciente al expediente No. 10004 de la maquina robótica nombrada
Octavio.
El
anterior escrito, fue hallado en el año 2070 A/C/H (antes de la caída de la
humanidad), gravado en roca solida, dentro de una prisión robótica, recuperado
y archivado por los nuevos hombres en el año 3015.
La extinción humana no
inicia ahora, pues comenzó cuando quisimos alcanzar las estrellas.
Arian A. R. Alegre
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